De nuevo tu presencia
Imposible obviar lo evidente, imposible ignorarlo e imposible no verlo porque tiene brillo propio, intenso, cegador y hasta molesto. Incordio y estorbo, molestia infame que trato de acomodar como una piedra en el zapato, como una arruga en la sábana.
Trasto inútil que arrinconé en lo más hondo del armario, en ese rincón en el que nunca miro porque no hay nada con valor, porque sólo acumula pelusa y malos olores; ahí, donde quería perderte, donde quería olvidar que no te olvido porque, al fin y al cabo, vuelves a mí cuando menos te necesito.
Maestro del disfraz, trilero de esquina, tahúr con baraja marcada, te gusta ganar y conmigo es fácil, pedazo de cabrón.
No te he llamado, no añoro tu presencia y menos aún tu partida pero, ya lo ves, pierdo el rumbo cada vez que apareces. Sólo te pido un favor, esta vez, no cierres la puerta cuando te marches… tal vez quiera que te quedes.
Escuchando: Invasión
Autor: Pastora
