Error calculado
Consciente y sin remordimientos, señalas misivas que pellizcan mi corazón y lo arrinconan sin prejuicios, con alevosía rapaz y con certeza de lince.
Siguiendo una absurda dogma, formulas los enunciados que dañan y afectan por igual, sin piedad ni paños calientes.
Aliteras devaneos, esquivas compromisos y juegas a no ser nadie para pasar de puntillas mientras buscas algo nuevo.
Sé que no me proyectas y ni siquiera te crees la mitad de lo que dices, porque sólo vives tu ficción, tu cuento de cenicienta inventada, tu escudo de fragilidad que te conviene cuando te sientes débil.
Me desequilibras, lo sabes, juegas inconsciente con el calor de mis sentimientos, mientras tramas la siguiente coartada para evitarme. Y sin embargo, cuando anhelas la firme seguridad que te aporta mi presencia, te desmoronas y me llenas de dulzura inventada, para después empujarme al vacío de la incertidumbre.
Y sin razón aparente, sin motivo y sin sentido, me dirás que ya no avanzas, que te detienes con cualquier absurda excusa, porque en realidad no necesitas una excusa y tan sólo has completado un ciclo que ni siquiera debiste empezar. Yo sólo te pedí estabilidad y tú me pagaste con marejada.
¿De verdad me merezco esto?
Te echaré de menos, princesa.
Escuchando: si el dolor sonase…
Autor:
