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Falsa despedida

Dejando la puerta entreabierta, te marchas mirando hacia atrás, con la elíptica intención de no querer alejarte. Como el anhelo de un futuro que no quiere ser pretérito y sin embargo, se diluye en el presente sin apenas darse cuenta.

Sé que me mientes, porque tus medias sonrisas son tus medias verdades, hilvanadas sin mucho acierto y torpemente enunciadas, dubitativa, titubeante porque ni tú te las crees. Y en mi camino, con los bolsillos llenos de dudas, seguiré sin entender tus razones, tus excusas y argumentos, carentes de mi lógica, vacíos de mi sentido e incoherentes por sí mismos.

Sembraste dudas con semilla de respuesta y nuestro último beso sonó a pausa con deseo de secuela. Tu saliva me brindó sabor a incertidumbre y el tacto de tus labios, calor de interrogación. Y ahora mi sino es elidirte, omitirte, borrarte, pero ni quiero ni sé olvidarte y aunque a la fuerza ahorcan y mi soga apriete, me quedo con tus besos, tus medias sonrisas y treinta días de dulce engaño. Princesa.

Escuchando: Sí (nueva versión)
Autor:  Enrique Bunbury (gracias por prestarme algunas de tus palabras)


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Axioma V

«¿Quién pudo ser? Quiero que seas tú.»


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Sangre helada

No te pedí un pacto, ni siquiera lo insinué, tan sólo buscaba aplacar las dudas que me atormentaban y me regalaste una declaración de principios con nocivos finales.

Pudiste elegir el camino de la honestidad, pero optaste por un órdago que no has sabido sustentar y ahora, a la postre de tus propuestas, me repites que te intereso… y tal vez sólo sea eso, interés.

Sin premeditación pero con torpe alevosía, me has regalado la serendipia que yo no buscaba, ni deseaba, ni esperaba y ni siquiera pensaba que así pudiera ser. Porque confiaba en tus palabras, en tus “principios”, en tu sinceridad, en tus reflexiones acariciándome las manos… en tus mentiras disfrazadas de ingenuidad.

Sin derecho alguno a exigirte, pero con todo el privilegio de mi opinión, ahora he visto la realidad de tu desidia y postulo: no eres despistada, eres muy limitada.

(rabia y dolor a partes iguales)

Escuchando: Live to Rise
Autor:  Chris Cornell (Soundgarden)


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A tu salud

…me beberé mis palabras, engullendo las que no te diré. A tu salud recordaré el sabor de tu saliva y el de tus labios. A tu salud, me morderé los míos, deseando recorrer de nuevo tu cuello, hasta caerme en tu ombligo.

Por tu salud hilvanarás una vacua excusa, sin sentido y sin interés, que insultará, de nuevo, mi deshilachada paciencia. Inventarás prioridades en las que, por supuesto, ni quepo ni se me espera. Y de nuevo, volveré a imaginarte, pero sin verte.

Por mi salud, fingiré indiferencia, apretaré los dientes y mostraré entereza y firmeza férrea. Apagaré mis emociones, bajo un ego sereno, medido y sin ambages, porque si algo sé hacer bien, es tolerar los envites de mis desaciertos.

Y en detrimento de mi salud, miraré hacia arriba a mi izquierda, recordando tu aliento en mi oreja, tus manos en mi espalda, tu media sonrisa y tus ojos a un suspiro de los míos. Y en un error de mis cábalas, viraré hacia la derecha, imaginando tu espalda contra mi pecho y mis ganas de besarte la nuca, aunque sólo sea una mañana.

Porque en el fondo, no soy tan analítico.

Escuchando: mis dientes rechinando
Autor:  tu puñetera culpa


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