Axioma III
«Yo sólo te pedí estabilidad y tú me pagaste con marejada.»
Error calculado
Consciente y sin remordimientos, señalas misivas que pellizcan mi corazón y lo arrinconan sin prejuicios, con alevosía rapaz y con certeza de lince.
Siguiendo una absurda dogma, formulas los enunciados que dañan y afectan por igual, sin piedad ni paños calientes.
Aliteras devaneos, esquivas compromisos y juegas a no ser nadie para pasar de puntillas mientras buscas algo nuevo.
Sé que no me proyectas y ni siquiera te crees la mitad de lo que dices, porque sólo vives tu ficción, tu cuento de cenicienta inventada, tu escudo de fragilidad que te conviene cuando te sientes débil.
Me desequilibras, lo sabes, juegas inconsciente con el calor de mis sentimientos, mientras tramas la siguiente coartada para evitarme. Y sin embargo, cuando anhelas la firme seguridad que te aporta mi presencia, te desmoronas y me llenas de dulzura inventada, para después empujarme al vacío de la incertidumbre.
Y sin razón aparente, sin motivo y sin sentido, me dirás que ya no avanzas, que te detienes con cualquier absurda excusa, porque en realidad no necesitas una excusa y tan sólo has completado un ciclo que ni siquiera debiste empezar. Yo sólo te pedí estabilidad y tú me pagaste con marejada.
¿De verdad me merezco esto?
Te echaré de menos, princesa.
Escuchando: si el dolor sonase…
Autor:
Calma inestable
Aún te huelo en mi pecho, en mi sofá y en el aire de mi casa. Sólo diez minutos nos separan y noto la amarga sensación de que hoy se han sucedido muchos más. Me he quedado solo, con el sinsabor de mi desacierto, con la absurda certeza de haberte alejado con torpeza.
Acumulo tus desaires y tus mínimos detalles se me antojan ralos, breves e insuficientes para dibujar una forma, un sentido, una sinergia. Releo tus mensajes, tus palabras y el calor que me transmites, contrapuesto con tu presencia, sin encontrarle sentido a esta vorágine.
Tu supuesta ingenuidad no te absuelve de tus pecados y el dolor que mastico se genera en tu incertidumbre, ancorada en tu juventud, trazando discontinuas y curvas estrechas, que retuercen mi pecho y alteran mi pulso.
Varías tu constante, que se vuelve frívola y voluble, inestable, sin punto de mira ni objetivo visible y excitas mi calma, desordenando mis pautas, desordenando mi vida e incluso mis intenciones.
No puedes jugar de este modo, lo sabes.
Escuchando: Si tú no vuelves
Autor: Miguel Bosé
Axioma II
«Si más sabe el Diablo por viejo, mis arrugas estarán a la altura.»
Delicioso mes
Con la vana esperanza de disipar las nieblas, te daré los buenos días, deseando tu sonrisa y anhelando un beso imposible.
No sin dolor, tu rechazo se hace evidente y aún sin entender el motivo, tu mirada me esquivará, sorteando la verdad, escondiendo tus ojos de los míos, con la reiteración habitual de tus devaneos.
Y llegará el final, el crujido de mi alma sonará sin reservas, sin medida, sin esperanza alguna, sin contemplaciones y sin remedio.
Si más sabe el Diablo por viejo, mis arrugas estarán a la altura, pero esta vez no quería ser Diablo.
Escuchando: no quiero escuchar nada más
Autor:
Sentida emocion
De olvidos y desdichas, de angustias y desengaños, de espinas, desilusión y otra vegetación infame está mi jardín infestado… pero esta vez he olvidado darle forma a los setos y no quiero volver a hacerlo.
Y en contra de mis principios, al sotavento de mi propia estela, sin disciplina ni remilgos, me quiero deshacer de este lastre, del yugo de mis quejas, mi depresivo onanismo y el fatuo consuelo de mi forzada independencia.
Ya no quiero un yo, te necesito a ti.
Escuchando: tu respiración
Autor: mi deseo
Absurda certeza
Y creía que no existías, que sólo eras una fatua ilusión, un efímero destello, una luz fugaz, un etéreo sabor que se pierde en la amargura del despertar.
Y creía estar de vuelta, endurecido, curtido por las desdichas, enaltecido por mis arrugas y a salvo en mi lodazal, acostumbrado a mis costuras y arropado en mi oscuridad, crecido ante la adversidad, porque eso es lo que he aprendido con los años y las deudas, con los dolores en el alma y las heridas sin forma definida
Y creía que te creía, pero ya no creo en nada porque tu mirada me esquiva y tus labios no me aceptan, tus palabras me rechazan y tu piel no me extraña.
…y sin embargo, aún conservo tu voz, tu tacto, tus devanéos de niña, tus propuestas y tu desafío, mi sorpresa, nuestra escena, la incertidumbre y el desequilibrio que propone la duda.
Escuchando: Creep (…y te pido que la escuches)
Autor: Radiohead
Querido odio
Dime por qué has venido, dime quién te ha llamado y dime quién te ha hablado de mis flaquezas, mis debilidades y mis tristezas… porque yo no lo he hecho y no quiero dejar constancia.
Escuchando: mi corazón descompensado
Autor: Tú
Humilde pesquisa
[…] Y si ya tengo el agua que me da la lluvia,
si conozco lo grande que me da el cielo,
si ya tengo lo oscuro que me da la noche,
si entiendo lo que pasa cuando arde el fuego.
Si se abren los caminos cuando hay estrellas,
si puedo vivir por lo que cae al suelo.
Si no me falta la esperanza gracias a la mañana.
Yo no necesito poder […]
Delicioso argumento sobre un estilo poco creíble.
Genialidad… o simple devaneo escaparatista de una choni. No lo creo.
Escuchando: Quién manda
Autor: Mala Rodríguez

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